domingo, 27 de abril de 2008

Articulo 2 :-)

Historia de la educación:

Chile, una larga escuela Por Darío Oses

La educación ha sido uno de los más constantes temas de preocupación nacional. Entre profesores, alumnos y padres y apoderados, involucra a casi toda la población del país. Desde los primeros tiempos de la República la enseñanza se convirtió en un problema a la vez político y técnico. Generó debates y doctrinas, como la del Estado Docente, con sus defensores y detractores. La extensión de la educación primaria, hasta llegar a todos los niños del país, tiene una larga historia.

En el Chile colonial las llamadas escuelas de primeras letras, pertenecían en su mayor parte a los conventos, ya que la monarquía española consideraba la educación popular como una obra de caridad que debían asumir principalmente las órdenes religiosas.

Todo sacerdote tenía derecho a enseñar. A los laicos, en cambio, se les exigía una licencia del Cabildo y de la autoridad eclesiástica. Debían cumplir una cantidad de requisitos como limpieza de sangre, es decir, no ser hijos de uniones ilegítimas; no tener cuentas pendientes con la justicia ordinaria ni con el tribunal del Santo Oficio, ni haber ejercido "oficio servil", o sea labores manuales que se consideraban propias de indios, negros, mulatos o zambos.

El prejuicio inveterado contra los oficios manuales, se mantuvo aún contra las Leyes de Indias, que trataron de devolverle algo de su dignidad a estos trabajos, ante la carencia de artesanos que había en las colonias americanas.

Con sangre y memoria

Los métodos de enseñanza de la escuela colonial eran principalmente memorísticos. La letra entraba con sangre y a fuerza de repeticiones corales. La disciplina era estricta y los castigos no sólo eran corporales. También se humillaba públicamente al colegial que había cometido alguna falta u omisión, con bonetes y motes ridículos. Los instrumentos para el castigo eran la el chicote y el guante, que eran látigos de distintas formas, para azotar el torso desnudo o el trasero del castigado. Los profesores -verdugos- disponían también de la palmeta, una especie de raqueta para golpear las manos.

Estos métodos y castigos tuvieron un largo arraigo. Sobrevivieron por muchos años en la era republicana, prolongándose incluso hasta el siglo XX. Es así como el educador Darío Salas, recién en 1917, al reseñar los adelantos conseguidos en educación primaria, señalaba: "hemos ido sustituyendo los métodos verbalistas y mecánicos por otros más racionales, más objetivos y más en armonía con la naturaleza del discípulo".

Otro método era el de los certámenes, en los que se proponía un tema y luego se dividía a los estudiantes en dos bandos, apodados romanos y cartagineses, que se hacían preguntas unos con otros. El que cometía un error era castigado. El bando que sumaba más aciertos era proclamado vencedor. Estas competencias se convirtieron en un espectáculo público cuando empezaron a realizarse los días sábados en el atrio de la catedral, en la Plaza de Armas o en las plazoletas parroquiales. Los asistentes aplaudían a los sabios y se burlaban y abucheaban a los ignorantes.

Chile, una larga escuela (continuación)

Condenado al magisterio

A principios de la República, la situación cultural y educacional del país era precaria, pese que la filosofía de la Ilustración consideraba la enseñanza como requisito del progreso, y de los esfuerzos por modernizar la educación que se habían hecho en América durante el reinado de Carlos III.

El pensamiento del Despotismo Ilustrado se proyectó hacia los primeros años de la República. Sus principales próceres civiles, como Camilo Henríquez, Manuel de Salas, Juan Egaña y José Miguel Infante, impulsaron la educación. Este último señalaba que "Por la importancia de su ministerio y por el servicio que hacen a la patria, los maestros deben ser mirados con toda consideración y honor".

A pesar de estas declaraciones, la dignidad del magisterio estaba, por decir lo menos, desmedrada. Como ejemplo se señala el caso verídico de un ladrón de candelabros de la catedral, que recibió del juez la condena a trabajar tres años como profesor de escuela en Copiapó.

Pobreza cultural

El primer censo escolar que se hace en el Chile independiente, en enero de 1813 indicó que en Santiago funcionaban sólo 7 escuelas con 664 alumnos.

La cultura no abundaba en la nueva República. Andrés Bello, en una carta que le envía a Fernández Madrid, el 20 de agosto de 1829, le comenta que la literatura no cuenta en Santiago muchos admiradores y que el periódico El Mercurio Chileno, no alcanzaba a tener sesenta lectores en todo el territorio nacional.

El director de este diario, el español José Joaquín de Mora, poeta, educador, jurista y político liberal, quien había fundado en Santiago el Liceo de Chile, terminó decepcionado, comparando su labor pedagógica con la doma de caballos.

El periodista Melchor Ramos, por su parte, había escrito en El Cometa, en 1827: ¿ Qué se economiza más en Chile? ¡ La facultad de pensar! Del millón de habitantes que se le suponen ¿cuántos serán los sujetos que piensan? Tal vez no llegan a seis, y lo que éstos dicen, lo repiten unos pocos con calor, otros pocos bostezando y la mayor parte ni siquiera repite nada".

En 1843 la instrucción primaria alcanzaba en todo el país, sólo a 10.000 niños, en una población que según el censo de eso mismo año, llegaba a 1.083.801 habitantes. La calidad de la enseñanza y los medios de los que se disponía eran deplorables. Amanda Labarca, en su Historia de la Enseñanza en Chile anota: "Pobrísimas, destartaladas y misérrimas, las escuelas primarias de aquellas décadas tenían un magisterio en consonancia con esa desnudez. Su preparación casi nunca subía de leer y escribir".

El ministro de Instrucción, Manuel Montt, en su Memoria Ministerial de 1841, anotaba: "Mientras el régimen de las escuelas sea de un desorden sistemático, mientras no haya filosofía en los métodos, ni los maestros sean otra cosa que hombres desengañados de la fortuna que buscan en ésta ocupación un medio de subsistencia… es imposible conseguir resultados satisfactorios".

¿Por dónde empezar?

El problema de la educación era complejo para una República joven, que venía saliendo penosamente de un período de anarquía. No se sabía por dónde empezar. Hubo un interesante debate acerca de si el desarrollo educacional debía comenzar por la cabeza o por la base, si por la enseñanza superior o por la básica. Los defensores de la primera opción alegaban que no se sacaba nada con crear escuelas primarias si no había profesores, ni textos, ni métodos, ni una doctrina educacional adecuados. Los de la segunda argumentaban que no era posible crear universidades en el aire, sin tener un sistema educacional primario y secundario que las sustentara.

Un primer paso para mejorar esta situación se dio con la fundación de la Escuela Normal de Preceptores, en 1841, la primera de América Latina. La dirección se le entregó al argentino Domingo Faustino Sarmiento, que posteriormente llegaría a ser presidente de su país.

En 1842 se crea la Universidad de Chile, y se le entrega a ésta la Superintendencia de la Educación Pública, en todos sus grados. Fue así como la Facultad de Filosofía y Humanidades dirigió la enseñanza primaria nacional hasta 1860, y la secundaria hasta 1927. En estos períodos se hizo un gran esfuerzo por crear escuelas, liceos, conservatorios y academias, por proponer ideas, buscar métodos y aprobar textos adecuados, y por normalizar currículos y reglamentos.

Detractores

No faltaron, sin embargo, los detractores de los esfuerzos por extender la enseñanza. En 1857, el parlamentario Enrique Cood declaraba: "haciendo descender la instrucción sin discernimiento y con excesiva liberalidad sobre las clases inferiores, ella inspirará a los jóvenes que la reciban disgusto por su estado, desprecio por sus iguales, y el envanecimiento de una superioridad engañosa, que les hará mirar con tedio el trabajo manual, el servicio doméstico, y aún el ejercicio de aquellas artes honrosas pero humildes, que nos proporcionan la satisfacción de las primeras necesidades de la vida".

Por su parte, José Larraín Gandarillas preguntaba: "¿Qué gana el país con que los hijos de campesinos y los artesanos abandonen la condición en que los ha colocado la Providencia, para convertirlos las más veces en odiosos pedantes que aborrecen su honesto trabajo?"

A pesar de los progresos que se hicieron durante el siglo XIX, en 1917, en su libro El problema nacional, el destacado educador Darío Enrique Salas indicaba que de los 800.000 niños que había en el país, según el censo de 1907, un 62,5%, que equivalía a cerca de medio millón, no recibía ningún tipo de enseñanza. Para resolver este problema, Salas preparó el proyecto de Ley de Instrucción Primaria Obligatoria *, la que prácticamente terminaría con el analfabetismo en Chile, y entregaría una base educacional que fue uno de los más poderosos factores de la unidad y la identidad de la nación.


Analisis:

Este texto trata acerca de la historia de la eduación en Chile vista desde el punto de vista de un hombre llamado Darío Oses. El desmuestra como nosotros los chilenos hemos evolucionado en el tema de la educación.

Sus puntos a seguir son:
- Con sangre y memoria.

- Condena al magisterio.

- Pobreza cultural.

- ¿ Por dónde empezar?.

- Detractores.

Al empezar el texto este hombre describe como era la educación en el Chile colonial, que era gobernada por educadores católicos, al igual que hace referencia la ex ministra Yasna Provoste en el artículo numero 1, esta edcuación era algo bruta ,salvaje y violenta puesto que se les pegaba a los niños para que aprendieran lo que el profesor les estaba enseñando, tal como dice "la letra entraba con sangre y a fuerza de repeticiones corales"(1), esto nos hace entender de que en el tiempo colonial se utilizaba la violencia como metodo de aprendizaje puesto que era el único modo en que la gente aprendiera lo cual nos parece demasiado rídiculo comparado con nuestra época.Se utilizaba grupos de alumnos para competir entre si solo para que el grupo perdedor siguiera recibiendo castigo por parte del educador, ademas que estos debates en grupo debían enfrentar las burlas por ser perdedores frente a toda la gente ya que estos debates eran en público." hemos ido sustituyendo los métodos verbalistas y mecánicos por otros mas racionales, más objetivos y más en armonía con la naturaleza del discípulo"(2), esto nos habla acerca de los avances en que el educador entrega aprendizaje a sus alumnos claramente en estos tiempo un profesor que castiga con golpes a sus alumnos es capaz de ir a la cárcel, la violencia ha bajado en los niveles de la educación, pero no en todo aspecto, los alumnos estan cada día más violentos inclusive mas violentos que los mismos profesores de la colonia a veces resulta que un profesor es violento pero porque quiere no porque se le enseña que debe ser así para educar, es evidente que la eduación ha cambiado desde tiempos antiguos hasta hoy.

El profesor era visto como un ser de mucha importancia en la sociedad, "por la importancia de su ministerio y por el servicio que hacen a la patria, los maestros deben ser mirados con toda consideracion y honor"(3), esta frase esta muy bien hecha para la época colonial ya que los profesores eran los que educaban a la gente y la eduación era una reliquia en ese tiempo, en el siglo XXI que estamos ahora viviendo todos nosotros, los profesores no son mirados con tanta admiración como antes creo que la misma sociedad ha ido desprestigiando esta gente que hace una labor incondicional que es la de educarnos en el tiempo de la colonia los profesores eran admirados por su caracter frio y por eso la gente les otorgaba mucho respeto ademas de que si sus alumnos se atrevían a responderles de manera incorrecta los profesores te golpeaban sin pensarlo dos veces, pero eso ahora ha cambiado por lo menos la parte violenta y alguna veces los profesores son mirados con respeto a veces no, esa es una actitud que se debería cambiar.

La pobreza de escuelas era un problema en la epoca colonial solo habia 7 escuelas en el secotr de Santiago lo cual era muy poco comparado a la cantidad de habitantes, y las compañias de diarios se quejaban puesto a que la gente no el interesba leer ni aprender, la escuela era visto como perdida de tiempo, ya llegada el año 1843 la cantidad de alumnos en las escuelas bajo y esto hizo que la educación se volviera deplorable, practicamente no había a quíen enseñar, no habian alumnos para entregarles conocimientos y esto hizo preocupar al magisterio, siendo esto se creo un debate acerca de por donde se debía empezar por la eduación básica o superior, este debate hizo que se construyera la primera universidad de nuestro país la "Universidad de Chile", ya a partir de esto se empiezan a construír mas escuelas para la población qu iba en aumento.Sin embargo siempre iba a ver gente en contra de las medidas tomadas por salvar la eduación en Chile y que no querían que la educación se expandiera ya que esta gente pensaba que los niños se iban a disgustar con recibir tanta educación, pero esto no sucedio. Al llegar el siglo XIX había una cantidad importante de niños que no recibía educación alguna y esto hizo preocupar a un educador que logro que la eduación fuera expandiendose, logro que mas gente se uniera a las escuelas y tuviera más interesa por estudiar.

En nuestro siglo las cosas han cambiado radicalmente, hay variedades de escuelas repartidas por todo Chile y cada una de ellas tiene métodos de educación respetables y algunas están para niños con discapacidad, con problemas de aprendizaje, etc, la eduación ha ido en aumento comparado con la epoca colonial, ahora hay más universidades, más colegios, más alumnos, más profesores todo esto hace que nosotros los alumnos podamos desarrollarnos mejor como profesionales y como personas.


(1): frase dicha por Darío Oses, historia de la educación.

(2):frase de Darío Salas, 1917, al reseñar los adelantos conseguidos en educación primaria.

(3):frase dicha por Jóse Miguel Infante, procurador del cabildo.









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